Un cambio duradero en una comunidad afectada por las distintas formas de pobreza no sucede de la noche a la mañana, ni por personas que vienen y construyen infraestructura. El cambio duradero se da cuando una comunidad es empoderada a realizar cambios para su propio crecimiento. Establecidos en alianza con la comunidad, nuestros centros comunitarios son lugares seguros donde niños y sus familias son desarrollados a través de cinco programas integrales que facilitan su crecimiento espiritual, intelectual y físico. Hoy el 70% del personal de nuestros centros comunitarios son exbeneficiarios, y ese número sigue creciendo.